Entrenamiento Deportivo

sábado, 5 de junio de 2010

Ironman Brasil (Floripa, 30/may/10): crónica F.Frontini


"Mi Ironman" por Federica Frontini. Crónica de la triatleta del Ironman Brazil (Florianópolis, 30/may/10)

"Ya pasaron más de dos días desde que crucé la meta en Jureré. Ya con cabeza más fría, más descansada y casi sin dolor, me propongo mirar un poquito para atrás para poder analizar y contar con palabras lo que fue el debut en la prueba reina del triatlón: el Ironman.

Hace un año atrás después de debutar en el half de Colonia decidí que iba a correr un Ironman. Me gustan las distancias largas y me había sentido tan cómoda que sabía que iba a poder hacerlo en breve. Así me anoté ni bien pude para poder largar en el 2010.


Desde ese momento todo lo que hice fue mirando a Florianopolis, corrí cuanta carrera hubo, cualquier distancia venía bien, olímpicos, medio, maratones y carreras cortas, lo que sea que pudiera ayudar a estar más preparada lo hacía. Ni que hablar de aumentar volúmenes de entrenamiento, muchos fondos en bici, a pata y muchas, pero muchas, piletas.


Así fueron pasando los meses y cuando quise acordar ya estaba arriba del avión rumbo a Brasil. Estaba nerviosa pero más que nada por lo novedoso, por no saber cómo sería unir esas distancias. Pero no tenía miedo, estaba confiada en mi fuerza, había entrenado mucho y estaba realmente preparada para hacer una buena prueba. En el camino habían pasado muchas cosas. Tuve muchas satisfacciones a nivel deportivo que me dieron la confianza suficiente para largar tranquila.


Y se largó. Decidí hacerlo en la categoría Élite porque es bueno compararse y competir con lo mejor. Me fue muy bien en la temporada de verano. Logré colocarme entre las primeras a nivel regional y a nivel nacional obtuve el campeonato, razones suficientes para largar codeándome con el mejor nivel, lo que hacía todo más desafiante.

Largar la natación en la primera línea lejos de ser un privilegio es todo un desafío. Tenés a 1500 atletas atrás que literalmente te pasan por arriba y hay que lidiar con eso.

Sonó la corneta y ya estaba en el agua recibiendo golpes de todo tipo, lo único que hice durante varios minutos fue repetirme: "tranquila ya va a pasar, ya te vas a encontrar braceando cómoda". Y así fue. Encontré mi pelotoncito y me acomodé, así pasó la primera vuelta. Salí en 33 minutos. Ya había pasado más de la mitad!!! Motivante fue ese parcial para arrancar la segunda vuelta más cómoda.

Así terminó la primera parte, había logrado salir del agua una hora y poquito, bastante bien y dentro de los planes. Salí contenta, deseosa de agarrar la bici y empezar a devorar los kilómetros que quedaban por delante.

Salí del área de transición, un poco lenta para mi gusto pero con buenas sensaciones y en eso ZAS, escuché el "psss" del pinchazo. Si había algo que no me tenía que pasar era eso. Ese escenario lo quería lejos. La noche anterior había hecho el simulacro con Ruben y lo practiqué con el fuerte deseo de que no me pasara. Pero me pasó. De repente se me nubló todo. No entendía cómo podía pasarme a mí. Se me había arruinado todo. Nada iba a salir como lo había imaginado. Después de unos minutos de desesperación, no podía sacar la maldita rueda (era la de atrás). Vino un espectador a darme una mano, cosa que es prohibida por la organización, por lo que vino un juez y me dijo que me las arregle sola hasta que llegue el mecánico. Ahí me las ingenié para cambiar rápido pero tenía que lograr hacerlo bien. No tenía otra cámara, no podía fallar. Por suerte, cuando estaba enllantando vino el mecánico y me aseguró que estaba todo bien para inflar, así que inflé, pusimos la rueda y todo volvió a empezar.


Ya era otra carrera: habían pasado 20 minutos eternos. Todos los pronósticos ya no eran viables. Así arranqué tratando de meter un buen ritmo y sobre todo tratando de meter cabeza y superar la desilusión. Hice una bici buena. Podría haber sido mejor con un poco más de concentración, pero se me pasó volando. En un abrir y cerrar de ojos ya estaba en el retome de los últimos 90km. De ahí en más todo fue un suspiro.

Llegué al área de transición con otra sorpresa: estaba penalizada 5 minutos por asistencia externa. ¡La bolilla que faltaba! Me agarré un disgusto de novela pero este escenario también estaba previsto. Me tomé esos cinco minutos para ir al baño, tomar agua y recuperar, así lo había planeado. De ahí en más salí a hacer lo que más me gusta: correr.


Largué tranquila. Los 42km pueden ser fatales si te pasás de rosca. La primera media maratón fue lenta: unos repechos tremendos que había que respetar para poder meter buen ritmo en los últimos 21km.


Ni bien arrancó la segunda media maratón me sentí fuerte y le dí hasta el final. Fui remontando posiciones, remontada que motiva, remontada que me dice que estoy fuerte, que pudo haber sido un carrerón, que todo lo que entrené valió la pena.


Estaba llegando al final, entera, feliz, nada había salido como lo imaginé pero la llegada sí superó todas mis expectativas. Cuando ya quedaba menos de un kilometro me vino un nudo en la garganta de la emoción enorme que me dio haber alcanzado este objetivo.




Lo había hecho. Una vez más me había superado a mi misma; una vez más terminé deseando volver a empezar y preguntándome: "¿Cual es la próxima?"



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