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Los corredores élite se mantienen concentrados en su forma: el ritmo de su carrera, el estilo y hasta en el modo cómo sienten su cuerpo. Muchos de nosotros, en cambio, salimos sacando cuentas, haciendo listas de cosas por hacer o recordando una llamada urgente que se nos olvidó. Deje de estar organizando su vida o su trabajo mientras corra: permítase el lujo de disfrutar de una soledad completa, aunque sea por unos minutos. Y no se preocupe tanto por problemas que no haya resuelto en la oficina, no es el momento. Las actividades del trabajo cotidiano son generalmente, a menos que Ud sea músico o artista plástico, actividades del lado izquierdo del cerebro. Correr, en cambio, te permite empezar a vivir con el lado derecho, de manera más intuitiva, menos racional. Es muy posible que cuando termine de correr, así no se lo haya propuesto, regrese a su vida cotidiana contemplando el problema desde otro ángulo, y resolviéndolo.
Deje que los pensamientos surjan y se vayan tranquilos. No se proponga callarlos, no los enfrente, más bien déjelos pasar sin prestarles demasiada atención. Poco a poco entrará en un estado cercano a la meditación, concentrado en su respiración. Viva el momento, disfrute de su carrera. Entrenamos para sentirnos bien, no para entrar en depresión a causa de algún obstáculo insuperable, ni para hacer inventarios de asuntos por resolver. Concéntrese en su carrera: disfrutará y tendrá menos lesiones. Será más feliz.
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