La mejor prueba de que Usain Bolt ha llevado el atletismo a una nueva dimensión fue la conferencia de Prensa posterior a la histórica final de 100, al comienzo de la madrugada del lunes. Allí, en la tienda de conferencias, junto a los tres medallistas de la prueba más rápida, tomó asiento Lamine Diack, presidente de la IAAF, en un gesto inusitado: tan inusitado, que ni Diack ha vuelto a repetirlo ni apenas ha regresado gente a la tienda de conferencias.
Claramente, Diack, que no recibió una sola pregunta en esa conferencia de Prensa (Gay y Powell tampoco recibieron muchas) está decidido a aprovechar en beneficio de la IAAF y del Mundial de Berlín el impacto, el cegador destello del Relámpago Bolt. En la misma tienda, cuando por enésima vez se le preguntó por sus límites, el mismo Usain hizo una previsión: "Llegar a 9.40 es posible para m también creo que ahí me pararía, ahí estaría el límite. Pero no puede saberse. Sólo nos queda seguir corriendo y ver". De la IAAF, Bolt ingresará 160.000 dólares por todo lo que hizo el domingo, unos 130.000 euros.
Hoy, semifinales.
Usain siguió corriendo ayer, ya en las dos series iniciales de 200, donde hoy (19:25 horas) arranca en la calle 3 de la primera semifinal. Final, mañana a las 20:35. Y el domingo le debe tocar la final del relevo 4x100. En 200 se confirmó la baja de Tyson Gay, por un cúmulo de pequeñas razones que adjunta su entrenador, Jon Drummond: es que Gay está corriendo desesperadamente a tope en busca del cohete jamaicano, y con tan poca esperanza como Wile E. Coyote tras el Correcaminos por los desiertos de Arizona. El esfuerzo le está pasando al veloz Gay casi tanta factura como al pobre coyote. De momento, Tyson tiene la ingle contracturada, y el mejor remedio para esa ingle no son cuatro carreras de 200 en tres días, cuatro curvas en busca de la sombra vertiginosa de Bolt. A la marca de 100 (9.71), con la plata y el récord de EE UU incluidos, Gay puede sumar una buena aportación al equipo de Estados Unidos en el 4x100 del domingo aunque con Bolt al frente de un colosal cuarteto jamaicano. Además, aguardan los últimos buenos contratos en las grandes reuniones del verano europeo.
En las dos series de 200, ayer, Bolt apareció medio dormido y con cara de disgusto (por la mañana, a las 10:35), y dándose una vueltecita al trote, por la tarde: 20.70 y 20.41. El mejor tiempo del día fue para otro jamaicano, Steve Mullings: 20.23. En semifinales ya debe ser otra cosa: Bolt compite en la primera con el estadounidense Shawn Crawford, plata en Pekín. No son precisamente los mejores amigos.
Lewis-Johnson.
En 1987 y 88, la rivalidad de Carl Lewis y Ben Johnson llevó el atletismo hacia niveles económicos desconocidos. La tarifa por un enfrentamiento directo entre ambos se cotizaba en 1988 a 250.000 para cada bando. La Weltklasse de Zúrich, gracias a las televisiones, pudo abonar lo que se consideraba una tarifa escandalosa, un agravio comparativo para los otros atletas. Descarado e inteligente, Lewis replicó: "Lo que nosotros hacemos sólo puede traer más dinero e inversores al atletismo". Eso mismo piensa Diack de Bolt. Pero ojo: tras aquella Weltklasse llegó Seúl, cazaron a Johnson y todo se acabó. ¿Aprenderán todos?
Claramente, Diack, que no recibió una sola pregunta en esa conferencia de Prensa (Gay y Powell tampoco recibieron muchas) está decidido a aprovechar en beneficio de la IAAF y del Mundial de Berlín el impacto, el cegador destello del Relámpago Bolt. En la misma tienda, cuando por enésima vez se le preguntó por sus límites, el mismo Usain hizo una previsión: "Llegar a 9.40 es posible para m también creo que ahí me pararía, ahí estaría el límite. Pero no puede saberse. Sólo nos queda seguir corriendo y ver". De la IAAF, Bolt ingresará 160.000 dólares por todo lo que hizo el domingo, unos 130.000 euros.
Hoy, semifinales.
Usain siguió corriendo ayer, ya en las dos series iniciales de 200, donde hoy (19:25 horas) arranca en la calle 3 de la primera semifinal. Final, mañana a las 20:35. Y el domingo le debe tocar la final del relevo 4x100. En 200 se confirmó la baja de Tyson Gay, por un cúmulo de pequeñas razones que adjunta su entrenador, Jon Drummond: es que Gay está corriendo desesperadamente a tope en busca del cohete jamaicano, y con tan poca esperanza como Wile E. Coyote tras el Correcaminos por los desiertos de Arizona. El esfuerzo le está pasando al veloz Gay casi tanta factura como al pobre coyote. De momento, Tyson tiene la ingle contracturada, y el mejor remedio para esa ingle no son cuatro carreras de 200 en tres días, cuatro curvas en busca de la sombra vertiginosa de Bolt. A la marca de 100 (9.71), con la plata y el récord de EE UU incluidos, Gay puede sumar una buena aportación al equipo de Estados Unidos en el 4x100 del domingo aunque con Bolt al frente de un colosal cuarteto jamaicano. Además, aguardan los últimos buenos contratos en las grandes reuniones del verano europeo.
En las dos series de 200, ayer, Bolt apareció medio dormido y con cara de disgusto (por la mañana, a las 10:35), y dándose una vueltecita al trote, por la tarde: 20.70 y 20.41. El mejor tiempo del día fue para otro jamaicano, Steve Mullings: 20.23. En semifinales ya debe ser otra cosa: Bolt compite en la primera con el estadounidense Shawn Crawford, plata en Pekín. No son precisamente los mejores amigos.
Lewis-Johnson.
En 1987 y 88, la rivalidad de Carl Lewis y Ben Johnson llevó el atletismo hacia niveles económicos desconocidos. La tarifa por un enfrentamiento directo entre ambos se cotizaba en 1988 a 250.000 para cada bando. La Weltklasse de Zúrich, gracias a las televisiones, pudo abonar lo que se consideraba una tarifa escandalosa, un agravio comparativo para los otros atletas. Descarado e inteligente, Lewis replicó: "Lo que nosotros hacemos sólo puede traer más dinero e inversores al atletismo". Eso mismo piensa Diack de Bolt. Pero ojo: tras aquella Weltklasse llegó Seúl, cazaron a Johnson y todo se acabó. ¿Aprenderán todos?
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